Son narraciones que, no sólo nos hacen soñar,
si no que nos unen a todos a través del deseo colectivo
de poder, orden, amor, nostalgia por algo antiguo (mejor y perdido)
y del deseo de pertenencia e identidad cultural.

Estas leyendas nos hablan de la conquista, crecimiento, pérdida y resistencia de un reino,
pero al mismo tiempo nos regala esperanza.
Avalon es ese lugar maravilloso dónde todo se puede sanar y solucionar.

Sí, dentro del universo artúrico
Avalon simboliza la esperanza además de la conexión con el mundo del más allá y la magia.
Arturo, herido de muerte es recogido y protegido por su hermana, Morgana,
y llevado a la isla sagrada en la que descansará y se fortalecerá hasta que su gente vuelva a necesitarlo.
Es una promesa y una oportunidad.
Avalon simboliza todo lo bueno que la mente del ser humano es capaz de soñar.

Las leyendas en torno al rey Arturo son una alegoría de los cambios de paradigma que de forma cíclica se dan y es una vez más una recreación del mito del Mesías que regresará para salvar a su pueblo.

Simboliza la pérdida de un mundo idealizado, en el que su gobernante se interesaba verdaderamente por todos: por la tierra, por las personas, por la justicia, por la paz. Camelot simboliza esa utopía en la que el orden, la prosperidad, la paz y el sentido de pertenencia y comunidad reinan a diario.

Además son historias que nos hablan de todas las cualidades que creemos que ha de tener una buena persona a través de las características que mediante los relatos de la tradición francesa se le otorgaron a los caballeros que participaban en la búsqueda del Santo Grial: eran honorables, valientes, respetuosos… Aunque ojo, ese, el caballeresco, era el código de honor que mantenían entre hombres y en la batalla, con las mujeres tienen un código diferente, que además varía en función de si se está ante una doncella o una dama.