Cada una de estas mujeres, al pasar por el filtro del cristianismo misógino de los hombres que pusieron por escrito sus propias interpretaciones y reinterpretaciones de unos mitos que no sólo no entendían, si no que les asustaban, acabaron representando diferentes aspectos negativos del ser humano y siendo ellas las responsables de todas las desgracias que van a acontecer. Ni siquiera Ginebra, la incorporación a la leyenda a la que se le dará la perspectiva más cristiana, se salvará de ello. Será su relación adúltera (con Lancelot en unas versiones y en otras con Mordred) la que traiga el desastre y la oscuridad a un mundo mágico, lleno de esperanza, orden y de los valores inmortales que a través de la cultura caballeresca que se desarrolló con los textos artúricos de tradición francesa, nos van a acompañar ya para siempre: